Hoy hemos tenido un ensayo muy completo.
Bueno, de entrada, no hemos podido probar las proyecciones de los escenarios ni las luces. ¡Pero se ha trabajado! Hemos vuelto a empezar el texto, y hemos ensayado los actos I y II de nuestra adaptación (revisión de marzo de 2019). Hemos incorporado gestos, intenciones... también hemos incorporado al ensayo lo que cada participante hace entre bambalinas. El inicio, el cambio del acto I al II... se apagan las luces, nos recolocamos, se encienden las luces... y ¡seguimos! Todo hay que ensayarlo, ¡no sólo lo que pasa en el escenario!
Los participantes han estado muy atentos, y muy implicados. ¡Pero hay que saberse el texto ya! Es verdad que algunos participantes han estudiado, pero debemos insistir. Se aconseja ensayar en casa no sólo el texto, sino también las intenciones del personaje, la gestualidad, la ubicación en el escenario, la interacción con los demás personajes en escena... Todo ayuda a memorizar mejor las palabras.
Hemos estado comentando, durante unos minutos, hasta dónde llegan los propios sentimientos y nuestro estado de ánimo en el personaje. Yo les recomiendo, cada inicio de sesión, unos momentos de relajación y concentración que pueden aprovecharse para entrar en una cierta "neutralidad". Dejamos fuera nuestros problemas, nuestras circunstancias, y nuestros sentimientos. Aunque no nuestra energía... nuestra energía deberemos aplicarla a la interpretación de nuestro personaje, sus intenciones, sus sentimientos, sus emociones. Pero no debemos expresar, por ejemplo, la tristeza de un personaje a partir de nuestra propia tristeza... esa viene de nuestras circunstancias y nuestro carácter, pero no de las circunstancias y el carácter del personaje... ¡cuidado!
Para la próxima sesión hemos puesto deberes: hay que llegar con un poema, un trozo de canción, o un texto cualquiera sabido. Vale cualquier cosa que conozcamos, ¡no hace falta invertir más tiempo en memorizar! Sortearemos una emoción y cada uno, previos momentos de concentracción y visualización, dirá su texto impregnado de esa emoción. Objetivos, dos: ¡habrá que atender a la voz! y habrá que imaginarse muy bien lo que sentimos para expresarlo lo mejor posible. Emociones posibles: alegría, tristeza, odio, rabia, asco, miedo pánico, sorpresa, ira o furia, amor, vergüenza... La finalidad es que vayamos dándonos cuenta de que un personaje es un montón de palabras, pero también emociones, sensaciones, intenciones declaradas, intenciones ocultas, opiniones... hay que irse soltando y también hay que enriquecer la interpretación.
Y, sobre todo, ¡que nos oigan desde el fondo de la sala! (Habrá que seguir trabajando en ello.)
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