lunes, 23 de marzo de 2020

Actividades en casa del 23 de marzo de 2020

Tendremos dos ejercicios:
1.- Ejercicio de vocalización
2.- Ejercicio de ensayo



1.- Ejercicio de vocalización
Hay que elegir uno de los siguientes trabalenguas (o utilizar uno que ya conozcáis bien ¡que no sea cortísimo!)
Hay que practicarlo, y, cuando ya se domine, hay que hacer una grabación de voz diciéndolo. Subid esta grabación al grupo de WhatsApp del taller.
El objetivo no es decirlo rápidamente, sino claramente, de manera que otro que lo escuche pueda entenderlo a la primera.
¡Cuidado! ¡La próxima semana haremos algo más con el trabalenguas que escojáis!
Trabalenguas propuestos:
El arzobispo de Constantinopla se quiere desarzobispoconstantinopolizar. El desarzobispoconstantinopolizador que lo desarzobispoconstantinopolizare, buen desarzobispoconstantinoplizador será.
Pablito clavó un clavito en la calva de un calvito. En la calva de un calvito, un clavito clavó Pablito.
Cuando cuentas cuentos, cuenta cuántos cuentos cuentas, porque si no cuentas cuántos cuentos cuentas, nunca sabrás cuántos cuentos contaste.
El cielo está enladrillado ¿quién lo desenladrillará? El desenladrillador que lo desenladrille buen desenladrillador será.
El que poco coco come, poco coco compra. Como poco coco como, poco coco compro.
Parra tenía una perra y Guerra tenía una parra. La perra de Parra subió a la parra de Guerra, y Guerra pegó con la porra a la perra de Parra. Si la perra de Parra no hubiera subido a la parra de Guerra, Guerra no hubiese pegado con la porra a la perra de Parra
Si Sara se casa con la casaca que saca Paca, ni se casa Sara, ni saca la casaca Paca de la saca.
Se avisa que el avisador ha avisado que avisará cuando avise el ultimo aviso para avisar cuándo el avisador dará su ultimo aviso antes de avisar que el avisador dejara de avisar.


2.- Ejercicio de ensayo.
Aprovechando que estamos practicando la vocalización, vamos a insistir en algún trozo de nuestros personajes. Se trata de hacer una grabación de voz interpretándolo, aunque principalmente nos va a preocupar que un oyenteentienda a la primera lo que se dice. Todos sabemos que para eso es muy importante la entonación, pero lo que es imprescindible es vocalizar muy bien.
A continuación, os hago una propuesta (quien tenga más de un personaje debe elegir uno sólo) pero, si preferís practicar otras frases que os estén resultando particularmente difíciles, elegidlas vosotras mismas:


Para Leonor: TOMÁS.—Señorita: Así como de la estatua de Memnón salían sonidos armoniosos al ser iluminada por los rayos del sol, de igual manera me siento yo animado de un dulce transporte al recibir los resplandores de vuestra belleza. Y del mismo modo que, según observan los naturalistas, la flor llamada heliotropo gira sin cesar hacia el astro del día, así mi corazón desde ahora girará de continuo atraído por el fulgor de vuestros ojos adorables, que son mi único polo… Permitid, señorita, que deposite en el altar de vuestros encantos la ofrenda de este corazón, que ni alienta ni ambiciona otra gloria que la de ser, mientras viva, vuestro muy humilde, muy obediente y muy fiel servidor y marido.


Para Sofía: ARGANTE.—«Día 24, una ayuda para ablandar las entrañas».… «En el mismo día, anochecido, un jarabe soporífero y soñoliento.»... «El día 25, una pócima purgante para expulsar la bilis.» ... «Día 26, una ayuda para expulsar las ventosidades.»… «El día 28, un suero para refrescar la sangre.» ... Resulta, pues, que este mes corriente he tomado… dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve medicinas; más… (Cuenta por lo bajini.) doce lavativas; mientras que en el mes anterior fueron doce medicinas y veinte lavativas. ¡Ahora me explico por qué no me encuentro este mes tan bien como el pasado! Se lo diré al médico Purgón para que me regularice el tratamiento… ¡A ver! Que se lleven todo esto de aquí… ¿No hay nadie…? (Toca una campanilla.) ¡Nada! (Toca.) ¡Antonia! (Toca.) ¡Cómo si no llamara…! (Deja la campanilla y grita.) ¡Tilín, tilín, tilín! ¿Es posible que abandonen de este modo a un pobre enfermo? ¡Tilín, tilín, tilín…! ¡Dios mío, me dejan morir solo! ¡Tilín, tilín, tilín!


Para Candela: ANTONIA.—Están con un notario y les he oído hablar de testamento. Vuestra madrastra no se duerme; seguramente ha preparado alguna maquinación contra vuestros dineros y ha complicado en ella a vuestro padre.
ANGÉLICA.—Que disponga de todos sus bienes como quiera, con tal que no disponga de mi corazón. No me abandones en este trance, por Dios te lo pido.
ANTONIA.—¿Abandonaros yo? Dejadme hacer a mí, que he de recurrir a todo por serviros. Pero deberé fingir que me pongo de parte de vuestro padre y de vuestra madrastra.
(O también puede ser este) ANTONIA.—Yo voy de pueblo en pueblo, buscando enfermos dignos de emplear en ellos los grandes secretos de la medicina, descubiertos por mí. Ojalá tuvierais vos, señor, todas las enfermedades y os hallarais abandonado de todos los médicos, para poderos demostrar las excelencias de mis remedios.


Para Jimena: BERALDO.—Pero ¿es posible que te emperres en vivir zarandeado por médicos y boticarios y que quieras estar enfermo en contra de la opinión de todos y de tu misma naturaleza? No conozco hombre más sano que tú. La prueba más palpable es que no has conseguido reventar a pesar de tomar tanta medicina.
(O también puede ser este) DESCOMPUESTUS.—Señor: No es porque sea mi hijo, pero tengo motivos sobrados para estar orgulloso. Pero sobre todas sus cualidades la que más me agrada es que, guiándose de mi ejemplo, sigue ciegamente los principios de la escuela antigua, sin que haya querido prestar atención a esos pretendidos adelantos de nuestro siglo, tales como la circulación de la sangre y otras divagaciones de igual calibre.


Para Sara: CLEONTE.—Lo lamento, señor… Yo venía de parte del maestro de música de vuestra hija, que se ha visto precisado a marchar al campo por unos días; y, como tenemos una gran amistad, me ha rogado que continuase las lecciones.
(o también puede ser este) BELISA.—¡No vale la pena, que no es tan gran cosa lo que se ha perdido! ¿Quieres decirme para qué servía este hombre.…? Para molestar a todo el mundo con sus lavativas y sus drogas.
ANTONIA.—¡Vaya una oración fúnebre!
BELISA.—Puesto que, afortunadamente, todavía no conoce nadie la noticia, vamos a llevarle a su cama y a ocultar su muerte hasta que yo haya terminado lo que me interesa. Hay dinero y papeles de los que quiero apoderarme, porque creo que es razón que yo los disfrute, habiéndole sacrificado los mejores años de mi vida. Ven acá. Primero cojamos las llaves.




Para Lola: ANGÉLICA.—Olvidemos toda idea de matrimonio. Después de esta desgracia, renuncio al mundo para siempre… ¡Sí, padre querido! Si antes me resistí a vuestros deseos, quiero seguirlos ahora y reparar de este modo la pesadumbre que os causé y de la que ahora me acuso.
ARGANTE (Incorporándose).—¡Hija mía!
ANGÉLICA (Aterrada).—¡Ah!
ARGANTE.—¡Ven! ¡No temas! Tú sí eres de mi sangre; mi verdadera hija, cuya bondad me enorgullece.
ANGÉLICA.—¡Qué agradable sorpresa, padre mío! Dejad que os suplique que, si no queréis darme a Cleonte por esposo, al menos, os lo ruego, no me obliguéis a casarme con otro. Es la única gracia que os pido.

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