martes, 11 de febrero de 2020

Diario del lunes 10 de febrero de 2020

La primera mitad de la sesión se ha dedicado por completo al vestuario.
Hemos llevado ropas al taller, y todas las participantes han estado probándose. Hemos asignado un apartado (una bolsa) para cada personaje, donde almacenar vestidos, pelucas y complementos. Aunque aún nos falta ropa y algún elemento, que entre todos intentaremos conseguir.

Ensayar con el vestuario tiene especial importancia. Un personaje que debe llevar faldas hasta los pies y tacones no se mueve igual que si va, por ejemplo, con tejanos y zapatillas, o con minifalda y chanclas. Por no hablar de los gestos que hará para desplazarse por el escenario, remangándose la falda en ocasiones, sujetándosela para bailar sin pisarla, o dando pasos breves y pizpiretos en vez de zancadas... jugando con sus pliegues cuando sienta vergüenza, sacudiéndola cuando crea que se le ha ensuciado, moviéndola para que la miren.. Pero, en nuestro caso, aún hay otro factor que aconseja el ensayo con todo el vestuario: el hecho que varias actrices deben cambiarse entre escenas para interpretar más de un personaje. Ahora que ya hemos ensayado en escenario toda la obra, hay que reforzar lo practicado e incorporar el ensayo de lo que se hace fuera de escena: cuándo espero atenta para salir, dónde me coloco en el pequeño espacio de que dispondremos para estar fuera de la vista del público, y cómo me cambio de vestimenta, incluido cómo preparo los ropajes para tenerlos a mano y que me dé tiempo de quitarme lo que llevo y ponerme lo nuevo.

Por otra parte, los ropajes y las pelucas nos ayudan a situarnos en el ambiente de la obra. Para nuestro enfermo imaginario hemos consultado la web en busca de fotografías de la moda que hombres, mujeres y niñas llevaban. Se trata de la moda del Paris de Luis XIV (el rey Sol).

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