El aplauso es el ruido que realizan las personas golpeando entre sí las palmas de sus manos, para manifestar su aprobación o su entusiasmo.
Aunque puede tener significados algo distintos en función de cada cultura, en la historia de la humanidad hay vestigios muy antiguos del aplauso. En la Biblia se menciona. En Mesopotamia se utilizaba durante los ritos religiosos para silenciar los gritos de las víctimas de los sacrificios. Existe una pintura egipcia datada del 2000 a.C. representando a un cantante que se acompaña de palmadas. En Esparta se elegía como éforo (un tipo de magistrado) aquel que era más tiempo o más intensamente aplaudido. Los romanos aplaudían a los gladiadores; en las representaciones públicas tenían protocolizados los aplausos para expresar diversos grados de aprobación: con los dedos, con la palma plana, con la palma hueca, agitando la toga o un pañuelo; al final de las representaciones teatrales el protagonista gritaba "Valete et plaudite!" y el público, guiado por un corego (un ciudadano responsable de organizar y costear partes del espectáculo, como el coro), aplaudían de manera antifonal (alternativamente una parte del público y luego otra). Con el cristianismo, se adoptaron estas costumbres y, durante los sermones, la congregación aplaudía; fue algo habitual hasta el siglo V. Esto luego pasó de moda, y acabó siendo al revés: se trasladó el espíritu reverencial de las misas y rituales religiosos al ritual del teatro.
La convención obliga a aplaudir, al final, en cualquier representación teatral, aunque no guste; el aplauso debe ser, por lo menos, de cortesía, y durar lo suficiente como para que los actores tengan tiempo de hacer un saludo. Si entre los actores hay uno prestigioso, lo adecuado es ponerse de pie para aplaudirle. No hay que aplaudir nunca a la entrada o salida de los actores, aunque sean famosos y actúen invitándonos a ello. Tampoco hay que hacer ovaciones estrepitosas ni sin ton ni son: sólo una experiencia irrepetible y memorable admite semejante manifestación (en Estados Unidos parece ser que esto se ha puesto de moda y, si no aplaudimos así tenemos la certera impresión de que somos unos maleducados; esto es confuso, no permite saber si la obra ha gustado realmente o no, y cuánto... es simplemente una pose).
En tiempos, sobre todo entre los siglos XIX y XX, la representación podía recibir tanto aplausos como pateos, según gustara o no. El pateo, que consiste en expresar desaprobación dando golpes con los pies en el suelo, es la expresión máxima del abucheo. A veces, el pateo no esperaba a que la obra tuviera lugar, obedeciendo a estrategias según rivalidades entre empresarios, autores, compañías, representantes y actores (al igual que la claque, podía ser remunerado). Hoy en día, el pateo ha quedado en desuso (reconozcamos incluso que es tan políticamente incorrecto que cualquier "pateador" sería inmediatamente expulsado por alguien de la seguridad del teatro). Simplemente, se sabe si la obra ha gustado más o menos en función de la duración e intensidad del aplauso recibido.
Los tipos de aplausos se distinguen en función de tres características: intensidad (grado de energía utilizada), ritmo (velocidad en la repetición de la palmada) y duración (tiempo de persistencia del aplauso). De acuerdo a estas características el aplauso puede clasificarse dentro de las siguientes categorías: Abucheo (no es un aplauso, consiste en gritos y ruidos de desaprobación), Ausencia del aplauso, Escuálido (flojo, lento y corto), Colectivo (grado medio en todas las características), Intenso (fuerte, rápido y largo), y Ovación (muy fuerte, muy rápido y muy largo, acompañado de gritos de aprobación).
Una curiosidad que desconocen muchas personas: en el lenguaje de signos para sordos, en todas las lenguas, se utiliza el gesto de levantar ambas manos con las palmas hacia delante, agitándolas incluso, para visualizar un aplauso y su intensidad, pues un sordo, claro está, no puede oír un aplauso convencional. Este gesto, conocido como "aplauso silencioso", se incorporó en la segunda mitad del siglo XX a los lenguajes de signos, pero viene de más lejos. Por ejemplo, se dice que el público de Beethoven lo utilizó en 1824, al concluir la interpretación de su 9ª sinfonia, sabiendo que así el aplauso iba a alcanzar mejor al compositor. En España se popularizó principalmente en las manifestaciones del 15-M, en 2011, y se utiliza (aunque no se sea sordo) en manifestaciones silenciosas o en las que no se admiten manifestaciones públicas por razones de protocolo u otras.
Fuentes:
https://es.wikipedia.org/wiki/Aplauso
https://fr.wikipedia.org/wiki/Applaudissement
https://it.wikipedia.org/wiki/Applauso
https://www.lanacion.com.ar/lifestyle/protocolo-del-aplauso-nid1728816
https://www.selecciones.com.ar/selecciones/sabias-que/historia-del-aplauso
https://listindiario.com/las-sociales/2019/09/07/581529/sabes-aplaudir-correctamente
http://www.artezblai.com/artezblai/los-aplausos.html
http://musicaenbejar.blogspot.com/2012/11/aplausos-como-aplaudir-curiosidades.html
https://www.audifonostenerife.com/tag/aplauso-silencioso/
https://www.excepcionales.es/2016/01/el-aplauso-silencioso.html
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