Molière
incluyó con frecuencia canciones, música y danza en sus obras. Su
troupe L'Illustre
Théâtre
contaba con cuatro instrumentistas y un bailarín. Al
instalarse en París,
tuvo su primer éxito con Las preciosas ridículas, donde algunos
músicos incluso participan como actores.
Al rey le gustó mucho esta comedia. En 1664 le nombra responsable de los espectáculos cómicos de la corte. Molière colaboró con Jean-Baptiste Lully, un músico florentino nacionalizado francés, de gran influencia en la escena musical del momento. Con él crea el género "comedia-ballet", que consiste en una composición que mezcla acción dramática, música y danza. La primera comedia-ballet que crean es Les fächeux (1661), y luego otras que se representaron en celebraciones de carnaval, en fiestas de Versalles y en el palacio real. Al rey le gustaba mucho participar en ellas, bailando, generalmente en el papel de algún personaje de autoridad.
Al rey le gustó mucho esta comedia. En 1664 le nombra responsable de los espectáculos cómicos de la corte. Molière colaboró con Jean-Baptiste Lully, un músico florentino nacionalizado francés, de gran influencia en la escena musical del momento. Con él crea el género "comedia-ballet", que consiste en una composición que mezcla acción dramática, música y danza. La primera comedia-ballet que crean es Les fächeux (1661), y luego otras que se representaron en celebraciones de carnaval, en fiestas de Versalles y en el palacio real. Al rey le gustaba mucho participar en ellas, bailando, generalmente en el papel de algún personaje de autoridad.
En
1672
Lully obtuvo del
rey el
monopolio de todas las composiciones musicales interpretadas en
Francia, determinando la ley que cualquier interpretación completa
realizada
sin su firma o consentimiento comportara
una multa de diez mil libras (la moneda francesa anterior al franco)
y la confiscación de los teatros, decorados y maquinaria teatral.
Molière, cuya producción estaba firmemente vinculada a la música,
la danza y la canción, protestó y consiguió del rey una rebaja de
su obligación para con este monopolio.
Ello le permitió seguir trabajando pero se
consumó
la ruptura con Lully.
Fue entonces cuando empezó
a trabajar con Marc-Antoine Charpentier,
produciendo con él varias
obras
incluyendo El
enfermo imaginario,
su última comedia.
Marc-Antoine
Charpentier,
prácticamente olvidado durante mucho tiempo,
es
rescatado por Camille
Saint-Saëns, al final del siglo XIX.
Sobre
la década de los 50 del siglo XX, su obra es
recuperada
y apreciada
como
merece. Charpentier es,
hoy en día,
el músico barroco francés con más grabaciones y
más interpretaciones
en concierto.
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